LA QUINTA ESENCIA


Vagando...


Vas recorriendo las calles de la gigantesca ciudad, una por una, recreándote al verlas.
Observas el bullicio de la vida que llena las calles, un torrente sin fin de personas y personas que no cesa, que no duerme; que sigue día y noche.
Observas la inmensa masa de gente, cada uno pensando en sus quehaceres, sin pararse a mirar la preciosa ciudad, sin contemplar lo que tienen delante.

Únicamente hablan con quien deben hablar, únicamente paran donde deben parar, únicamente hacen lo que deben de hacer.
Sin mente sin conciencia... sólo cumpliendo su función.
Actuando como ejes del gran mecanismo de una sociedad inerte.

Sin embargo tú... tú eres distinta, tú no eres un simple componente del sistema.

Tú eres un espíritu libre, una vagabunda de la existencia, una caminante del tiempo...
Vas vagando, observando lugares, alimentándote de ellos, aprendiendo; conociendo a personas de todos los lugares, de todas las razas, de todas las clases, de todas las edades...
Contemplas como las personas nacen y mueren, como los edificios se crean y se destruyen, como las personas cambian, como el mundo va creciendo...

Vagas; sin patria, sin destino, sin ruta... únicamente a vivir y a seguir con tu eterno viaje.


Búsqueda


Buscas ansiosamente aquello que has perdido; sin saber ciertamente si lo que buscas es el auténtico sentido de tu vida.

Corres, arrasas con lo que encuentras a tu paso, destruyes lo que no te interesa, con el único objetivo de encontrar lo que buscas, o al menos esa es tu excusa para dejar toda tu vida tirada de cualquier manera; sabiendo que aunque te refugies en tu fuero interno, afuera se encuentra la cruda realidad.

El cansancio te invade, sientes sueño, hambre, tedio, angustia, mareo...
Sientes el cuerpo dolorido, sabes que ya no puedes más; pero continúas... porque ya lo único que te queda en esta vida es continuar con esta búsqueda, que sabes que resultará completamente infructífera, por mucho que te esfuerces en negarlo.

Y cuando finalmente ves que no queda nada, que todo aquello que pudiera quedar lo has destruido a tu paso; y que aquello que buscabas no era más que tu vida, una vida perdida en el intento de encontrarte.

Y una vez que has perdido cualquier rastro de la esperanza que te quedaba, una vez que has visto que toda tu vida ha terminado en vano; el cansancio acumulado te vence, ya sin oponer resistencia, y expulsas tu último hálito de vida sabiendo que ya no merecía la pena seguir.